Espéculo de la Universidad Complutense

Africanus, el hijo del cónsul es una novela para aprender
sobre la Roma antigua de forma amena y entretenida”

Entrevista con Santiago Posteguillo

Mónica Fuentes

Autor de más de setenta publicaciones académicas, Santiago Posteguillo, profesor de la Universitat Jaume I de Castellón de la Plana y filólogo, acaba de publicar Africanus, el hijo del cónsul, su primera obra de ficción. Se trata de una novela histórica que narra la juventud de Publio Cornelio Escipión, el general romano que derrotó a las tropas cartaginesas dirigidas por Aníbal, a finales del siglo III antes de Cristo, hazaña por la que recibió el sobrenombre de Africanus -el Africano-. La obra, publicada por Velecío Editores, es la primera parte de una trilogía dedicada a la vida de este personaje histórico, formada por Las legiones malditas -en preparación- y El crepúsculo de los generales.

La novela titulada Africanus, el hijo del cónsul está dedicada a un personaje histórico bastante desconocido por el público. ¿Qué atractivo tiene Publio Cornelio Escipión?

El personaje de Publio Cornelio Escipión comenzó a casi obsesionarme. Quise saber más de él y me di cuenta de que, aunque había bastante documentación histórica sobre el personaje, apenas había ficción histórica sobre él. Ése era un hueco que, a mi entender, convenía llenar, para hacer justicia a alguien tan hábil en la política del mundo antiguo, además de ser un mecenas cultural y un increíble estratega militar. De hecho, cuando uno lee sobre Escipión, comprende que sólo alguien con ese cúmulo de características podría alguna vez derrotar al gran Aníbal.

Aníbal, uno de los personajes míticos de la Historia, aparece en la novela a la sombra del protagonista, como desdibujado. ¿Quizá para evitar que reste protagonismo a Publio Cornelio Escipión?

Exacto. La figura de Aníbal, su poderosa personalidad, es tan atractiva que es el protagonista ideal para cualquier escritor, pero éste es el relato de la vida de Escipión, que, a su manera, también es muy especial, pero de otro modo, quizá algo más reflexivo. Por eso, Aníbal está en un segundo plano. La vida de Escipión no se puede contar sin hablar de Aníbal, igual que contar la vida de Aníbal requiere que hablemos de Escipión.

La vida de Aníbal es paralela a la del protagonista. ¿Cómo se concreta la presencia de ambos en la novela?

Aníbal es el enemigo de Escipión en el campo de batalla. Es su gran antagonista militar, pero no está descrito como un hombre vil y salvaje. Esa visión es fruto de la manipulada versión de la historiografía clásica romana más antigua. Polibio, historiador clásico de origen griego, pese a ser amigo de los Escipiones, se muestra más objetivo y nos presenta a un Aníbal noble y valiente que lucha por su patria. Ésa es la imagen que he trasladado a las páginas. De hecho, a lo largo de la novela se observará cómo Escipión empieza a admirar la capacidad y destreza militar de Aníbal, al tiempo que Aníbal comienza a apreciar las decisiones militares del joven tribuno que una y otra vez consigue escapar de diversas derrotas en Italia. Algo muy importante, pues es en las derrotas de Tesino, Trebia o Cannae donde Escipión alcanzará a comprender la estrategia militar de Aníbal. En cierta forma los dos personajes se respetan. De hecho, creo que si ambos hubieran sido romanos o ambos cartagineses, habrían sido dos grandes amigos. Y, o bien Roma o bien Cartago, hubiera dominado el mundo mucho antes, pero el destino los puso en bandos contrarios y eso nos dejó uno de los enfrentamientos bélicos más épicos del mundo antiguo, junto con todo el sufrimiento que todas las guerra llevan consigo, que también está plasmado en las páginas de la novela.

¿Qué se puede encontrar el lector en esta obra?

En la novela hay guerra, pero, además, hay amistad entre soldados, miedo al combate, amor, familia y una descripción de la ambientación muy documentada, pero sin resultar pesado o denso. El objetivo esencial de la novela es el de entretener y, al mismo tiempo, enseñar un poco sobre la Roma clásica del siglo III antes de Cristo, pero siempre entreteniendo. Y también hay teatro clásico en sus páginas, pues, aunque se conoce bien la figura de Plauto, el primer comediógrafo clásico de la literatura latina, muy pocos saben que fue coetáneo de Escipión y Aníbal. Su vida, que se funde con la de los otros personajes de la novela, me permite describir la experiencia de las clases más desfavorecidas de Roma durante la segunda guerra púnica: los esclavos, los libertos, los pobres, los desahuciados.

Sin olvidar a otro personaje, a Quinto Fabio Máximo.

Fue el senador más poderoso de aquella época en Roma, cinco veces cónsul y una vez dictador. En la novela es un personaje central. Éste es el auténtico enemigo mortal de Escipión, el que se enfrenta constantemente, primero contra el padre y el tío del protagonista, y el que luego mantiene el enfrentamiento con el nuevo y joven Escipión. Fabio Máximo es el malo de la película, pero un malo inteligente y astuto, que es capaz de mantener un pulso con Aníbal y con Escipión a la vez. Se trata de un enfrentamiento histórico y documentado.

¿A quién está dirigida la obra?

Ésta es una novela para todos los públicos. Es una novela para todos los lectores a los que les guste la Historia, para todos los que quieran aprender y saber más de la Roma antigua, pero de una forma amena y entretenida. De hecho, ésa es la clave: el entretenimiento. Sé de muchos lectores que no son aficionados a la novela histórica, pero que se han quedado prendados con el relato de Escipión.

La novela ha recibido buenas críticas. De hecho, en la presentación del libro, en Madrid, el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y filólogo Carlos García Gual, de reconocido prestigio, afirmó que se trata de una "obra de amplios horizontes construida con mucho rigor histórico" y que “es la novela histórica más ambiciosa, de esta época, escrita en España". ¿Qué le parece?

Las palabras de Carlos García Gual, que tanto sabe del mundo clásico, me abrumaron, casi me dejaron sin habla de la emoción. Sólo puedo decir que he invertido miles de horas en Africanus, el hijo del cónsul, ya que, en ocasiones, para escribir una página he tenido que leer tres o cuatro libros sólo para saber cómo era, por ejemplo, el nacimiento o el funeral de un ser querido en la Roma del siglo III a.C. y luego he intentado impregnar de toda esta ambientación a un relato que fuera a un tiempo ágil y épico, entretenido y espectacular. Las palabras de Carlos García Gual son una muy grata recompensa a mis esfuerzos.

Por su parte, el catedrático y vicerrector de la Universidad de Alcalá y filólogo Fernando Galván aseguró que es "una novela que le atrapó de forma inmediata". ¿Cómo se consigue esto?

Su apreciación coincide con la de muchos lectores que se han dirigido a mí de forma directa, que han destacado lo mismo y que me han pedido ya la segunda parte. A todos les respondo que para que algo parezca tan sencillo de leer, tan entretenido, y que a la vez sea muy riguroso documentalmente, se requiere tiempo, reflexión y más de un borrador. A todos ellos les pido, con mucho cariño, paciencia. He de reconocer que tengo un poco de miedo de que la segunda parte no esté a la altura de las expectativas de aquéllos a quienes tanto ha gustado la primera; por eso estoy dedicando más atención, si cabe, a la ambientación y a la tensión narrativa de la historia en la segunda novela, que ya estoy escribiendo.

La crítica también ha subrayado que es una novela muy cinematográfica, “que se lee como si fuera una película”.

Se refieren a la descripción pormenorizada, pero muy ágil, de las batallas principales que se relatan en la novela, hasta la Conquista de Cartago Nova por Publio Cornelio Escipión.

Se trata de la primera novela de una trilogía. ¿Qué nos puede adelantar de la segunda parte, Las legiones malditas, que ya está escribiendo?

En un principio quise narrar la vida de Escipión en una sola novela pero, a medida que avanzaba, me di cuenta de que, si quería hacer justicia al personaje, era necesario más espacio. Así surge la trilogía. Africanus, el hijo del cónsul narra la juventud de Escipión, desde su nacimiento, su adolescencia, su adiestramiento militar por parte de su tío, su participación en las tremendas derrotas romanas frente a Aníbal, hasta que, muy joven, es elegido general en jefe de las tropas romanas en Hispania. Esta primera novela termina con el épico asedio de Cartago Nova, una batalla de varios días narrada con todo lujo de detalles. La segunda parte, Las legiones malditas, se divide a su vez en tres grandes partes: la conquista de Hispania por Escipión, su posterior elección como cónsul y el adiestramiento de las legiones V y VI en Sicilia, las legiones malditas, y una tercera parte que consiste en la campaña africana, que culmina con la mismísima batalla de Zama entre el propio Escipión y Aníbal.

La trilogía concluye con El crepúsculo de los generales.

Es una novela que, como su propio nombre indica, será crepuscular, pero es fundamental en la trilogía y también para todos los que quieran saber más sobre Escipión y Aníbal, pues muchos creen que tras Zama nada más se sabe de estos dos personajes y no es así. Aníbal se rehizo en Cartago hasta ser sufete -líder de la ciudad-, pero luego tuvo que huir porque diversos nobles lo traicionan. En su huida Aníbal se aliará con el rey Antíoco de Siria, que prepara un ataque contra Roma con un inmenso ejército de cien mil hombres. Aníbal era el asesor militar que necesitaba. Entretanto, Escipión ha disfrutado de las mieles de la victoria, pero también del amargo acecho de la envidia: Catón, discípulo de Máximo, acosa a Escipión y su creciente poder, un acecho que no cejará ni cuando Roma, asustada por la unión de Antíoco y Aníbal, recurra, una vez más, a Escipión, para que acuda a Asia a frenar el avance de los ejércitos sirios.

En el sector editorial actual no es frecuente la publicación de este tipo de novelas históricas y, mucho menos, sobre la Roma antigua, ¿no le da miedo esta circunstancia?

Yo creo que la novela histórica siempre ha tenido un público fiel, pero es cierto que ahora ha habido una deriva hacia novelas más esotéricas, sobre templarios, códigos secretos, etc. Estoy seguro de que hay un público a quien le interesa saber de la historia real, de las cosas que realmente ocurrieron en el pasado, del mismo modo que hay otro público que prefiere el misterio y las elucubraciones. Yo escribo para el primer grupo, con respeto para todos. Es cuestión de gustos, pero lo que yo narro es ficción histórica, es decir, novelo hechos auténticos y bien documentados.

Y precisamente ése es el resquicio para la ficción.

Así es. La misma documentación deja lagunas: por ejemplo, sabemos que Escipión se casó con Emilia Tertia, la hija de Emilio Paulo, el cónsul que cayó muerto en Cannae, pero lo que no sabemos es cómo se conocieron Emilia y Escipión, si se querían o no, cómo fue su boda, cómo se llevaba el joven Escipión con su poderoso suegro, etc. Esas lagunas son maravillosas para el escritor porque permite novelar, fabular, siguiendo la vía de los hechos históricos, de la que nunca debemos salirnos, pero cuando las vías se borran, hasta llegar al nuevo vial que ha permanecido en la Historia, podemos recrear ambientes, profundizar en unos personajes reales, aunque haciéndolo siempre con rigor histórico. Estoy seguro de que a mucha gente le apasiona esta forma de contar historias. Así lo atestigua el éxito de series como Yo Claudio, primero en novela y luego en la televisión, o las novelas de Linsay Davies, Scarrow y tantos otros. Lo que ocurre es que hay algo que a mí me enerva un poco: aunque todas estas son excelentes obras, ¿por qué los anglosajones nos tienen que contar nuestra Historia, porque la Historia de Roma es parte nuestra? ¿Por qué no puede un español narrar con agilidad y rigor a un tiempo las hazañas y penurias de la Roma clásica? Eso es lo que intento.

Estudió Filología Inglesa y es profesor universitario y autor de más setenta publicaciones académicas, como libros de texto, monografías especializadas, diccionarios y artículos de investigación, ¿por qué, de repente, escribe ficción?

Sí, mi carrera profesional es esencialmente académica, en la universidad, pero desde siempre he tenido interés por escribir. De hecho, Africanus, el hijo del cónsul no es la primera novela que he escrito, sino la tercera, es decir, la tercera que he terminado por completo. Las dos anteriores no se publicaron y, volviendo la vista atrás, quizá sea mejor así. En cualquier caso, me consuela mucho un comentario de un buen amigo mío que ha tenido la paciencia de leer todo lo que he escrito. Me dijo: “Santiago, seguramente tuviste que escribir todo lo anterior para ahora haber podido escribir algo tan intenso como Africanus”. También me acuerdo de un comentario de un catedrático de literatura que siempre repetía: “Todo lo que uno hace en la vida vale”.

¿Y por qué una novela histórica?

Además de apasionarme la literatura, siempre me ha gustado mucho la Historia. De pequeño, cuando mi padre traía los libros de texto nuevos para el próximo curso, me lanzaba directo a por el de Historia. Me quedaba encantado mirando los mapas históricos. La Historia es nuestro pasado colectivo, es la memoria de lo que hicieron los que nos antecedieron. Es bueno saber lo que pasó antes y ver qué podemos aprender.

¿Y por qué una novela dedicada a Roma, a esa época y a este personaje, a Publio Cornelio Escipión?

Roma, su imperio, es parte de nosotros mismos. Nosotros no estaríamos aquí hablando en este español que estamos usando para esta entrevista si los romanos no hubieran estado antes aquí y nos hubieran legado su lengua, su derecho, sus costumbres. Saber de la Roma clásica es conocernos mejor nosotros mismos. Y la segunda parte de su pregunta era… sí, ¿por qué Escipión? Aquí la respuesta es muy precisa: se ha escrito mucho sobre Aníbal, el gran general cartaginés que a punto estuvo de derrotar a Roma y cambiar el curso de la Historia. Y Aníbal es un personaje inmenso, espectacular, pero, al fin y al cabo, fue derrotado. Después de que derrotara a infinidad de legiones romanas y de que sucumbieran en el campo de batalla hasta al menos cuatro cónsules de Roma, llegó alguien, un nuevo y muy joven cónsul, que consiguió derrotar a Aníbal en una tremenda batalla campal. Ese hombre era Escipión.

Como acaba de explicar, es su primera obra de ficción editada, pero no la primera escrita. ¿Cómo fueron sus comienzos como escritor?

En un principio escribí novela negra y no descarto volver a ella, pero a medio plazo. Ahora estoy centrado en esta trilogía. Pero, además de escribir por mi cuenta e ir aprendiendo de la experiencia, yo soy de los que piensa que, si bien el talento se tiene o no se tiene, sí que se puede aprender la técnica. Escribir es como pintar. O se tiene talento o no, pero la técnica siempre la puedes mejorar. Por eso estudié literatura creativa en Estados Unidos, durante un año en la Universidad de Denison (Ohio), donde cursé literatura y lingüística. En esos cursos aprendí muchísimo: por ejemplo, aprendí a distinguir con nitidez entre el monólogo interior y el narrador omnisciente, a escribir en primera persona, a realizar saltos en el tiempo, a escribir sobre lo que se conoce mucho y sobre lo que apenas sabes. Fue un año muy provechoso. Luego, en la Universitat de València, escribí poesía mientras estudiaba la carrera de Filología. Escribir poesía es siempre útil porque te hace pulir tu escritura, ampliar el vocabulario, dominar un poco más el fluido de las palabras. No era un buen poeta, pero aquello me sirvió. También continué con mis estudios de literatura inglesa y norteamericana y leí muchos buenos libros de literatura española. La carrera de Filología, de cualquier Filología, proporciona un bagaje literario muy adecuado para un escritor.

¿Cuáles son sus proyectos una vez finalizada la trilogía? ¿Quizá escribir sobre Aníbal esté entre ellos?

No, Aníbal no es la idea para continuar. En la segunda y tercera parte de esta trilogía seguiré tratando de Aníbal a medida que siga narrando la vida de Escipión y, además, hablaré de aspectos de Aníbal no muy conocidos; estoy seguro de que todo eso resultará muy interesante para los lectores. La cuestión más comprometida es qué hacer después de la trilogía. Tengo varias ideas. Por un lado, un thriller con asesinatos, espionaje, etc., pero todo relacionado con un hecho que ocurrió en el siglo IV antes de Cristo. Será una mezcla entre novela histórica y thriller. Es una novela que llevo pensando desde 1992, que se me ocurrió mientras viajaba durante un mes por la India. Allí escuché y averigüé algunos datos sobre una historia fantástica. Es una apuesta complicada. Quizá opte por otra idea que va cristalizando poco a poco en mi cabeza: narrar un episodio épico de uno de los grandes emperadores de Roma. Es algo que aún se está gestando, pero creo que puede ser una transición más suave hacia otras novelas después de la trilogía Africanus.

© Mónica Fuentes 2007

Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid

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