A veces nos preguntamos si es realmente posible contar una historia que se parezca a cómo fue la realidad. La respuesta suele ser la diferencia entre una mediocridad sin remedio y una persona capacitadísima para el relato, o directamente un genio.
Escribir historia, es una tarea muy complicada. Escribir verdadera historia, fiel y sobre todo entretenida para el gran público es prácticamente una tarea titánica, al alcance de unos pocos. Se trata de leer dos o tres libros por cada página que se escribe, se trata de paciencia y saber hacer. Conjugar esto con una capacidad soberbia para mantener viva la llama que da suspense a una novela, que hace devorar páginas y páginas de horas condensadas en dos tapas de un libro, como los que escribe Santiago Posteguillo, se merece nuestro Pin.
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